Ayer por la mañana fuimos a clase, y luego comimos todos juntos en la cafetería. Fue una mañana igual que el resto, salvo por un detalle: llovía y había niebla. Podemos decir que pudimos disfrutar del típico clima británico.
Por la tarde fuimos hasta Poole, un pueblo costero, famoso por su porcelana y puerto natural, el segundo más grande del mundo, después de Sidney. Así que dimos un paseo viendo los yates y recordando lo que nos habían contado en clase por la mañana. Comentamos, entre otras cosas, que ahí tuvo lugar el primer campamento de los Boy Scouts y nos sacamos una foto con una escultura de su fundador, aunque con los paraguas nos tapamos las caras los unos a los otros.
Después fuimos al museo de Poole. Como la mayoría de los museos aquí, es interactivo, así que nos disfrazamos, dibujamos, y básicamente lo toqueteamos todo. Nos hicimos fotos en una cocina victoriana, jugamos al futbolín (aquí dicen que lo inventaron ellos, aunque sabemos que otra teoría dice que se inventó en Finisterre), y nos probamos sombreros de marineros.
Al salir del museo seguimos nuestro paseo hasta el centro del pueblo, donde tuvimos un rato de tiempo libre en la calle principal.
Por la noche volvimos a casa a cenar con las familias y contarles nuestro día, y a las 19.30 volvimos al colegio para ver juntos unos vídeos.
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